No hace tanto, en un Máster de Innovación, nos descubrían que dentro de la empresa se puede innovar. Gran descubrimiento para algunos, no tanto para otros.
Lo que nos viene a decir este tesoro es que puedes hacer las cosas de forma diferente, no hay que tener miedo a proponer – en empresas con 100 o más años o en empresas con 5 años o menos – hacer las cosas de otra forma que no sea la de «siempre se ha hecho así». Normalmente esto viene acompañado de juventud o inexperiencia, «es que es muy joven». Pero todos tranquilos, ahora ya se ha instituido dentro de la academia que es posible proponer. Después de estar de camino a 20 años de experiencia sigo siendo «muy joven» en este sentido.
Hace tan solo 8 años, allá por el 2008 Google restaba ese 20% de tiempo que daba a sus empleados para sus propios proyectos – según el Wall Street Journal – , ya no hacían falta titulares sino capitalizar ideas. Realmente no quitaba el 20%, a partir de ese momento lo que había que hacer era buscárselo; poner equipos de trabajo a trabajar en productos tipo Youtube – que nació de una idea del estilo – ahora había que demostrar que eran rentables o lo serían en un plazo determinado.
Por el contrario, 4 años después, por el 2012, Apple creaba una cultura similar al «20% time» de Google.
Una lectura plausible es que ambas empresas, una con más historia que la otra, venían de tener un gran éxito con un producto determinado que les había lanzado (reposicionado a la otra) en el mercado y había que buscar formas de sacar nuevos productos que les mantuvieran en la cresta de la ola.
Con la bajada de ingresos del iPhone en un 23% del pasado trimestre (segundo trimestre consecutivo de bajada) y la subida de ingresos del 7% del iPad, Apple no se tambalea, ni mucho menos, ni sus acciones se has visto afectadas; sin embargo, siguen buscando como innovar dentro de sus paredes de cristal. Las gráficas están para verlas y la de Apple es una cresta – esta vez – de gallo:

De acuerdo, no todas las empresas somos Apple y podemos vivir de un dispositivo acompañado de otro y otro y de una comunidad que nos da valor, el valor, de estar arriba de forma constante – me gustará escribir sobre como ciertas comunidades mueven actualmente mercados y para conseguirlas no basta con invertir barbaridades de dinero -. No todos somos esa empresa pero sí podemos intraemprender o emprender. Y aquí la pregunta del millón, ¿ qué es mejor emprender o intraemprender? Muchos son los casos de intraemprendedores que deciden ser emprendedores – por diferentes razones, tal vez algunos no llegaron nunca a ser intraemprendedores en sus empresas anteriores – y montan sus startups después de su paso por una de las grandes. ¡Por favor!, no quiero decir que tan solo son emprendedores de éxito aquellos que han tenido nómina de Microsoft, Google, Apple o similares, no, no y no -. Pero sí hay ejemplos:
Andy Rubin con Android, Tony Fadell y Matt Rogers con Nest Labs, Trip Hawkins con Electronic Arts, Dave Morin con Path… todos ellos ex-Apples y emprendedores de compañías de éxito.
curioso que si visitáis el origen de Android en Wikipedia no se lee nada de que Rubin fuera un ex-ingeniero de Apple
Y por supuesto, a veces pasa que los mejores intraemprendedores son simples followers del mercado y ecuaciones ya resueltas que saben (incluso los hay que no) aplicarlas. Pero esto, es otra historia; intraemprendedor o follower, ¿ qué nos da más valor?.
Yo animo a todos – a mis equipos les empujo todos los días – a intraemprender dado que el paso por una u otra empresa marca lo que dejamos y lo que nos llevamos. La experiencias innovadores, las líneas de proyectos lideradas por nosotros mismos, son lo que nos llevamos y de las que más podemos aprender. Y quien sabe, si además tienes el perfil de emprendedor, esas experiencias te pueden llevar a emprender por tu cuenta. Sea como sea – y aunque esté de moda el concepto del intraemprendedor – apoyo ese concepto de hacer las cosas de forma diferente y aportar el valor que cada uno puede ofrecer. Éste siempre es mucho sin que nadie sea una excepción. Lo que pasa es que sí los hay excepcionales, que no es lo mismo.